Postales desde la galaxia de Londres: una visión muy personal, y probablemente irrelevante, de la vida alienígena en Londres.
Fig. nº0
Mapa de Londres diseñado siguiendo el esquema de un mapa de las estrellas clásico en el que se muestra mi periplo por la ciudad durante estos últimos 6 años y se destacan las 12 casas diferentes en las que he vivido, así como mis rutas de transporte principales. Elaborado por el autor.
Esta colección de 12 postales es un relato intimo sobre la vida migrante (alienígena) en Londres, a través de múltiples hogares, mudanzas, precariedad y las tensiones de pertenecer a dos “galaxias” diferentes simultáneamente. A lo largo de 6 años, relato en forma de postal las historias y desafíos enfrentados en 12 hogares distintos. Cada postal detalla aspectos concretos como la duración de residencia, compañeros de piso, coste del alquiler, tipo de vivienda y ruta al trabajo, así como diferentes temas que reflejan la adaptación a una nueva ciudad, país y cultura. Este relato autobiográfico resalta la importancia de compartir experiencias ordinarias, pero profundamente significativas, que revelan la diversidad y complejidad de la vida en ciudades contemporáneas como Londres. Y en última instancia, este relato invita a otros “alienígenas” a compartir sus experiencias migrantes en forma de postal.
El siguiente trabajo fue producido en 2022 en el marco del módulo de Historias de Londres Global, dirigido por Ben Campkin y Clare Melhuish, como parte del Máster en Arquitectura y Entornos Urbanos Históricos de la Bartlett School of Architecture en Londres.
Londres es grande, muy grande, y diversa, muy diversa, pero no eres realmente consciente de ello hasta que finalmente te mudas y vives aquí por un tiempo. Es como una galaxia en sí misma, formada por diferentes sistemas que giran alrededor de estaciones de tren o metro y sus High Streets. Londres, en un sentido meramente geográfico-administrativo, es parte del Reino Unido, pero más allá de este pequeño detalle, pertenece al mundo. De hecho, siguiendo la comparación con el tema galáctico, es un lugar donde es fácil sentirse alienígena, como una pieza que no acaba de encajar, hasta que de repente, un día inesperado, lo sientes tu hogar. Esto puede suceder por varias razones, y en mi caso, fue una combinación de amor, trabajo y expectativas. Amor, porque en cierto momento conoces a alguien que se convierte en tu pareja, familia y prioridad. Trabajo, porque no importa lo que hagas, tus estudios, experiencias previas o habilidades, aquí encontrarás un trabajo para ti (eso sí, haberlo haylo y más variado, pero sigue costando conseguirlo). Y expectativas, porque si eres capaz de lograrlo en Londres, serás, probablemente, capaz de lograrlo en cualquier otro lugar del mundo.
Antes de continuar, creo que es justo resaltar que hago todas estas afirmaciones desde una posición privilegiada y para explicarme mejor, te daré un poco de mi contexto. Vengo de otra galaxia llamada Bilbao, ubicada en Euskal Herria. Otra galaxia, pero perteneciente al mismo universo, cómodo y seguro, de Europa Occidental. Tuve la suerte de nacer allí, en una familia trabajadora de clase media, y de criarme durante los años 90 y principios de los 2000. Cuando nos pensábamos que el cielo era el límite y tener una vida mejor que la de nuestros padres se daba por hecho. Como bien sabemos, la historia cambió tras la crisis económica de 2008, cuando la burbuja estalló, y nos dimos cuenta de que la seguridad de tener una casa en propiedad, un trabajo fijo, vacaciones pagadas, una pensión y demás se convirtió en una quimera. Este momento de cruda revelación me llegó mientras estudiaba arquitectura y me preparaba para saltar a la vida profesional y adulta. Sin perspectivas de conseguir un trabajo bien pagado como arquitecto en España, a través de un concurso, conseguí la oportunidad de hacer unas prácticas remuneradas en un prestigioso despacho internacional en Londres. Una oportunidad que cambió mi vida y me permitió emigrar a otra galaxia.
Me mudé a Londres el 28 de junio de 2016, justo unos días después del terrible resultado (BREXIT!) del referéndum sobre la permanencia en la UE. Con tan halagüeñas perspectivas y una gigantesca maleta de más de 30 kilos, comencé un viaje que me llevaría a 12 planetas diferentes, a.k.a. hogares, y a todas las distintas experiencias que vendrían con ellos. Lo sé, lo sé, mi historia no es para nada extraordinaria, pero es precisamente por eso que merece ser contada y continuar la larga tradición de contar historias que no valen la pena (hasta que lo valen). En fin, sin alargarme más, os comparto, mis queridos otros alienígenas y potenciales alienígenas, 12 postales diferentes escritas desde los 12 planetas que he considerado mi hogar en mi viaje por Londres.
Spoiler alert: desde que terminé de escribir este texto a principios de 2022, el viaje ha continuado y ya voy por el 13º planeta. TBC.
Fig. nº1:
Recorte de Google Street View del bloque de viviendas de Deusto. Elaboración propia.
Fig. nº2:
Recorte del mapa que muestra el trayecto de Bilbao a Herne Hill en Londres.
Elaborado por el autor.
Querido otro alienígena,
Entre tú y yo, Londres puede ser un poco demasiado. Sobre todo, al principio. Te cuento. Para mi primera temporada en la vida londinense, he tenido mucha suerte de encontrar una habitación en la casa de un par de amigos. Me han ofrecido un alquiler muy barato (para los estándares de Londres) y me han liberado del engorro de buscar una habitación en un piso o casa compartida para los 6 meses de beca. Además, mis prácticas están pagadas en euros, 1500 € para ser precisos. Un sueldo de becario muy respetable si estuviera viviendo en España, pero un presupuesto ajustadillo con el cambio a libras y el alto coste de la vida británica. En fin, que no está mal y sobrevivo. Hasta ahora, hay 3 cosas que me han sorprendido especialmente en mi recién comenzada vida londinense. Primera, esta ciudad es GIGANTESCA. Esto, en teoría, ya lo sabía, pero solo acabas de entenderlo (y experimentarlo) en toda su magnitud, una vez te mudas a vivir en medio de la nada (Herne Hill ni aparece en las guías turísticas, ni se le espera) y empieza a costarte un mínimo de 50 minutos el desplazamiento a cualquier lado. Segunda, esta ciudad es MUY verde. Yo me pensada que venía a vivir a una jungla de vidrio, hormigón y ladrillos. Pero resulta, que se asemeja más a una “jungla” de árboles, zorros y ardillas, en la que da la casualidad que también crecen edificios e infraestructuras. Y por último, pero no menos importante. En mi ingenuidad, yo me pensaba que podía hablar y entender inglés, pero va a ser que no. Por lo visto, hablo algo llamado “globish”, una versión global y simplificada del inglés que he aprendido y perfeccionado en la escuela, la universidad y con otros hablantes alienígenas. Hasta ahora, puedo afirmar que entiendo un 50% de lo que me dicen (a veces menos, depende del acento nativo) y espero (porfavorjesusito) que este porcentaje aumente durante mi estancia.
Te mantendré informado. XXX
Fig. nº3:
Tarjeta postal que muestra una vista de Casino Avenue y sus alrededores. Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº4:
Recorte de Google Street View del bloque de viviendas en Herne Hill. Elaboración propia.
Hola de nuevo,
He vuelto a Londres. Después de pasar las Navidades en casa y actualizar mi currículum y portfolio, siento que ya estoy preparado para retomar mi vida londinense. Tengo dos prioridades; encontrar una habitación barata y conseguir un trabajo en un despacho de arquitectura. Una vez más, he tenido mucha suerte, y mi mejor colega Mikel me está dejando quedarme en su habitación y compartir su cama doble hasta que encuentre un lugar para mí. La verdad, no se puede ser más generoso y estoy infinitamente agradecido. De momento, paso mis días enviando mensajes en SpareRoom (un equivalente a Fotocasa), visitando casas variadas, y tratando de ser lo más encantador posible para mejorar mis opciones de conseguir una habitación. Ahora mismo, solo estoy buscando un alquiler corto de un mes, porque es lo que puedo permitirme con el dinero que me queda en el banco. Básicamente, necesito encontrar un trabajo en ese plazo o tendré que volverme a Bilbao. Con suerte, el universo proveerá. Mientras te escribo estas líneas, todavía tengo un par de maletas con cosas en las casas de 2 de mis amigas alienígenas en Londres. Pero solo hasta que encuentre mi propia habitación, palabrita. Desde el primer día que puse un pie en esta ciudad, he tenido un sólido grupo de apoyo formado de amigas y conocidos que emigraron aquí antes que yo. Tenerlos cerca me ha hecho la vida más fácil, sentirme mucho más seguro y acompañado, y me ha permitido navegar un montón de dudas y carencias. Por esta razón, me pregunto lo extraña y difícil que debe ser esta ciudad para alguien que no cuenta con esa red de apoyo. Bueno, ya me dejo de enrollar.
Abrazos,
Fig. nº5:
Postal/selfie de Mikel y servidor. Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº6:
Recorte de Google Street View del bloque de viviendas en Finsbury. Elaboración propia
Holita!
Ya no soy homeless!!! He encontrado una habitación por la zona de Finsbury Park-Archway (norte-centro de la ciudad). Voy a vivir (por un mes, tampoco nos vengamos muy arriba) en una típica casita adosada con jardín con dos chicos británicos muy majos. Aunque resulte difícil de creer, esta será mi primera cama “de verdad” desde que llegué a Londres. No un sofá cama como el que tenía en Herne Hill, sino una cama doble sola para mí. Definitivamente, se trata de una mejora en mi actual vida precaria que espero me dé el extra de energía que necesito para tener éxito en mi búsqueda de trabajo. Hasta ahora, calculo que ya llevo más de 200 aplicaciones enviadas. Aproximadamente 75 de ellas han sido solicitudes bastante bien pensadas y personalizadas para diferentes puestos de arquitecto anunciados online en Dezeen, LinkedIn, el RIBA y en las webs de mis estudios favoritos. El resto son correos genéricos y enviados a granel con el único objetivo de aumentar mis posibilidades de conseguir una entrevista y, al menos, entrenarme en el proceso de selección. Vamos que, según va bajando el dinero en mi cuenta, mi exigencia y criterio hacen un poco lo mismo. Hasta ahora, mi estrategia está funcionando más o menos y ya he tenido 4 entrevistas de trabajo, sintiéndome especialmente positivo con las posibilidades de la última. Crucemos los dedos. Y nada, te dejo aquí, que tengo unas ganas locas de salir de mi habitación y desconectar un poco de toda esta búsqueda de empleo. Esta noche voy con una amiga a una clase de dibujo al natural con modelo. Es decir, vamos a hacer dibujos de un modelo en pelotas. Ya te contaré ;).
Besitos!
Fig. nº7:
Postal/vista de mi primera cama en condiciones en Londres. Collage digital realizado por el autor.
Fig. nº8:
Recorte de Google Street View de la casa adosada en Holloway. Elaboración propia.
Hola amigo alien,
¡Tengo trabajo! Yuhu! Aún tienen que enviarme el contrato y tendré que revisarlo, firmarlo y demás… pero si todo va como debería, empezaré a trabajar a finales de marzo, principios de abril. ¡Menos mal! Y esas no son mis únicas buenas noticias. ¿Recuerdas la clase de dibujo al natural que mencioné en mi última postal? Pues resulta que CONOCÍ a alguien (guiño, guiño). Hablamos muy brevemente al final de la clase. Se acercó y me preguntó sobre mi dibujo (sorpresa, le gustó) y yo hice lo mismo, ambos en plan flirteo, y hasta ahí. Pero como me supo a poco, y me quedé con ganas de más, una semana después regresé a la clase de dibujo esperando que él también hubiera ido… ¡Y allí lo volví a encontrar! 😀 Esta vez, después de la clase nos tomamos un par de pintas, charlamos un rato largo y nos intercambiamos los números de teléfono. Para ser totalmente sincero, no entendí mucho de lo que me dijo, pero logré al menos quedarme con su nombre, James. Un chico inglés muy majo y guapete. Hemos estado saliendo desde entonces y cuanto más lo conozco, más me gusta. Por cierto, me he mudado a una nueva casa al sur del río, en Stockwell. De nuevo, un alquiler corto, por un par de meses, y esta vez compartiendo con dos húngaras y un español. De momento, todo bien.
Seguimos hablando,
Fig. nº9:
Postal que muestra el momento en que conocí a James al final de la clase de dibujo al natural. Nuestras 2 obras maestras resaltadas. Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº10:
Recorte de Google Street View del bloque de viviendas en Stockwell. Elaboración propia.
Aupa!
¿Qué tal? Por aquí ya he comenzado mi nuevo trabajo. Es en un pequeño estudio dirigido por un matrimonio con dos oficinas en Londres: una en Tower Bridge y la otra en Bermondsey Street. Estoy trabajando como architectural assistant (como aún no estoy colegiado, oficialmente no puedo utilizar el título de arquitecto) en la segunda oficina, dirigida por la mitad cubano-estadounidense del matrimonio (la otra mitad es francesa). Principalmente diseñamos proyectos residenciales y de uso mixto en Londres. Ahorita mismo, estoy involucrado en un par de proyectos: un bloque residencial que ya está en construcción cerca de Trafalgar Square y un proyecto de transformación urbana en la zona de Old Kent Road. Te doy un poco de contexto. Este área se encuentra en Southwark (al sur de Londres) y se caracteriza por la presencia de grandes superficies comerciales, más típicas de las afueras de la ciudad, y grandes urbanizaciones residenciales de los años 70. Toda esta zona va a ser transformada en un futuro bastante cercano, impulsada por la ampliación de la línea Bakerloo del metro y la construcción de 20,000 nuevas viviendas. Y dentro de este nuevo master plan, al estilo de Elephant & Castle o Nine Elms, mi oficina es responsable del desarrollo de una de las parcelas, donde estamos diseñando nuestra propuesta para más de 1000 viviendas divididas en varios bloques, incluyendo una torre de 48 plantas. ¡Mi contribución para la posteridad en el skyline de Londres! Ua ja ja ja (risa maligna) … Bromas aparte, siguiendo los deseos de nuestro cliente, estamos intentando encajar en la parcela el mayor número de pisos, y la única manera posible es aumentando la altura y la densidad de todo el proyecto. Más pisos = más dineros (para el cliente, claro). Nada nuevo bajo el sol. Pero qué ironía que esté diseñando viviendas que nunca podría permitirme comprar o alquilar con mi actual salario. Todo para hacer a los ricos más ricos y prolongar la falta sistemática de viviendas asequibles en esta ciudad. Definitivamente, este no era mi objetivo en la vida al estudiar arquitectura… Dicho esto, me voy a llorar a una esquina. Geroarte!
Fig. nº11:
Tarjeta postal/Vista renderizada del proyecto de transformación en Old Kent Road. El plan propuesto ya ha obtenido la autorización urbanística, pero aún no se encuentra en construcción. Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº12:
Recorte de Google Street View de la casa adosada en Dalston. Elaboración propia.
Kaixo lagunita,
¿A que no sabes qué? Nueva casa (¡sorpresa!), pero no te preocupes, mismo trabajo y misma pareja. Me he mudado de nuevo al sur de Londres con Mikel (¿te acuerdas de él de mi segunda postal?) y volvemos a compartir cama y habitación. La razón principal para retornar a esta situación precaria no es otra que ahorrar dinero y darnos algo más de tiempo para encontrar nuestra casa ideal (bien situada, bonita y barata). Mikel ha dejado su trabajo, con el que llevaba tiempo descontento, y mientras busca uno nuevo hemos decidido compartir el alquiler de una misma habitación. Logísticamente hablando, es evidente que tiene sus dificultades, las cuales estamos intentando superar lo mejor que podemos. Por un lado, hemos tenido que encontrar la manera de meter todas nuestras cosas en una habitación en la que la persona a la que reemplazamos en el alquiler todavía guarda todo. Por suerte, la casa tiene un maravilloso trastero/buhardilla donde hemos podido almacenar la mayoría de nuestros enseres mientras nos limitamos a lo mínimo para el día a día. Y por otro lado, tanto mi amigo como yo tenemos pareja en este momento, así que nos estamos coordinando por WhatsApp para avisarnos si nos quedamos en casa de nuestros respectivos, volvemos solos o si necesitamos reservar la habitación para una cita romántica. Sorprendentemente, este sistema parece estar funcionando bastante bien hasta ahora. De todas formas, no planeamos quedarnos así por mucho tiempo (eso esperamos) y en cuanto podamos, queremos encontrar una casita permanente, asequible y con nuestra propia habitación y cama.
Ponnos una velita, por favor.
Fig. nº13:
Postal/Vista de la furgoneta de mudanzas/Mensajes de WhatsApp, todos juntos retratando el caos y la precariedad de nuestra vida en Fossil Road.
Días felices. Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº14:
Recorte de Google Street View de la casa adosada en Lewisham. Elaboración propia. Fig. nº15:
¡Holita, amiguito!
Hoy tengo dolor de cabeza y me siento un poco depre en general. Básicamente, no es mi día. Y es frustrante además no poder explicar bien con palabras a James (mi pareja, por si se te ha olvidado) cómo me siento y por qué me siento así. Ya me resulta suficientemente difícil hablar de mis emociones o sentimientos en mi lengua materna, así que imagínate en inglés… En fin, al menos con él, unos mimos hacen el trabajo que no pueden hacer 1000 palabras. Pero con el resto de los angloparlantes, por razones obvias, necesito comunicarme solo con palabras y, en muchas ocasiones, no me resulta tan fácil. Pensaba que a estas alturas ya tendría un nivelazo de inglés, pero va a ser que no. Me siento especialmente impotente y tonto en contextos laborales o en grupos grandes. Cada vez que alguien no entiende lo que digo, siento que me hago más y más pequeño hasta desaparecer (y en términos de hablar, desaparecer significa cerrar la boca). Por supuesto, siempre encuentras gente que hace el esfuerzo de entender lo que estás diciendo a pesar de tu acento o fonética (he renunciado a decir correctamente “wood”, por ejemplo), pero otros son simplemente unos capullos que: A) dejan de escucharte, B) empiezan a hablarte como si fueras un crío o C) prestan mucha más atención a cómo estás diciendo las cosas que a lo que realmente estás diciendo. En fin, no quiero quejarme demasiado (probablemente ya sea tarde para eso), pero a veces es frustrante el no poder comunicarte a gusto únicamente por tu acento o nivel de idioma.
Hablamos pronto.
Postal de un picnic en la playa de Brighton para celebrar un cumpleaños. Gente encantadora pero, a veces, bastante difícil de entender y viceversa. Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº16:
Recorte de Google Street View de la casa adosada en Finsbury. Elaboración propia.
Querido amigo,
Ha pasado ya un tiempo desde mi última postal, y han ocurrido muchas cosas. Empezaré con las buenas noticias. Me he mudado con Mikel a una nueva casa (otra vez) y esta vez para quedarnos de manera indefinida (!!!). Es una “terraced house” de cuatro pisos y 5 habitaciones, antigua pero bien cuidada, en Brockley, no muy lejos de nuestro anterior hogar en Lewisham. Es mi primera casa en Londres con contrato y para largo plazo, y según termine de escribirte esta postal, me voy a ir a comprar plantas para tener en la habitación. También he cambiado de trabajo. No es un cambio radical, sigo en la misma empresa, pero ahora estoy en la oficina dirigida por la mitad francesa del matrimonio, ubicada en Exmouth Market, y ayudo en el diseño de un proyecto de vivienda social al sur de París. Ahora, las malas noticias. Mi padre falleció hace unos meses. Fue totalmente inesperado, un aneurisma cerebral que lo fulminó en menos de 24 horas. Tan fulminante que tomar el primer vuelo a la mañana siguiente no fue suficiente para poder volver a verlo con vida. Es curioso, o al menos bastante irónico, que ahora, el lugar donde lo siento más cerca y más vivo sea WhatsApp. Leyendo sus mensajes, encontrando nuevos significados a los emojis que enviaba y mirando sus fotos. Supongo que es lo que tiene vivir lejos y tener el móvil como la principal conexión con tus seres queridos en casa. El móvil se siente como una extensión de ellos, de su ser, y de alguna manera, una vez que se van, se siguen quedando ahí un ratito más… En fin, siento mucho darte esta noticia de esta manera, pero pensé que deberías saberlo. Te iré manteniendo informado, pero estoy pensando seriamente en dejarlo todo y volver a Bilbao. James es lo único que me sigue manteniendo atado a Londres.
Ya veremos. xxx
Fig. nº17:
Postal de las menos de 24 horas que cambiaron totalmente mi vida. Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº18:
Recorte de Google Street View de la casa adosada en Brockley. Elaboración propia
Diosito!
Antes que nada, ¿cómo estás? Espero que tanto tú como tus seres queridos os encontréis bien y a salvo en este momento TAN TAN difícil y surrealista. En nuestro caso -respuesta corta- estamos bien. Escapamos al campo justo antes del comienzo del confinamiento. Fuimos “rescatados” por la madre de James, recogiéndonos en coche y llevándonos a su encantadora casa en Leicestershire, el lugar donde se crio mi pareja. Al principio, no teníamos del todo claro el mudarnos temporalmente con ella, pero rápidamente cambiamos de opinión. La idea de compartir nuestra casa con otras 5 personas con enfoques MUY “diferentes” respecto a la pandemia, nos hizo replantearnos nuestra decisión. Por cierto, se me ha olvidado contarte (aquí viene un poco de contexto): hace unos meses, alrededor de noviembre, James y yo dejamos nuestros trabajos, empezamos a compartir mi -ahora nuestra- habitación en Brockley, nos fuimos de viaje a Japón y a la vuelta, me quedé en Bilbao durante 3 meses antes de regresar a Londres. Y justo cuando volví listo para reconectar con la vida donde la dejé… ¡Pandemia! Y aquí estamos… Bueno, mi cuerpo está aquí en Desford, pero mi cabeza no lo tengo tan claro. Honestamente, nuestro día a día, dadas las circunstancias, es una maravilla. La madre de James es un amor y la convivencia con ella es súper fácil. Y por si esto fuera poco, tenemos jardín y podemos salir al exterior tanto como queramos. Pero aún con todo, no acabo de poder disfrutar todo esto teniendo a mi familia en Bilbao. Estoy preocupado, agobiado, y me siento culpable de no poder estar allí con ellos. Por lo que me dicen y veo en las noticias, el confinamiento allí es muy estricto y los casos por COVID extremadamente altos. Hablo con mi madre y mi hermana casi todos los días, pero no es suficiente. ¡Qué mierda de situación y qué impotencia! ¿Cómo lo estás pasando tú?
Dime algo pronto porfa y cuídate mucho.
Un abrazo enorme,
Fig. nº19:
Postal «¿Te apetece una videollamada?». Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº20:
Recorte de Google Street View de la casa adosada en Desford. Elaboración propia.
Aquí estoy de vuelta,
Tengo noticias. Hace unos días me convertí en un Simpson… al menos en lo que a color se refiere. Me explico. En algún momento de abril, empecé a tener dolores de cabeza, fiebre y malestar general. Al principio pensé que podría ser COVID, así que me hice una PCR que salió negativa, por lo que me dije, “debe ser gripe”. Pero de repente, una mañana, me desperté con la esclerótica (el blanco de los ojos) amarilla. Definitivamente no era gripe, así que mi pareja llamó al 111 y nos dijeron que fuéramos inmediatamente a Urgencias. Por suerte para mí, el hospital que nos corresponde por residencia (por cierto, ahora vivimos en Walworth en una casa georgiana adosada increíble -aunque bastante estropeada) es el Guys and St Thomas Hospital, ubicado frente a las Casas del Parlamento. Después de pasar más de 6 largas horas en observación, finalmente me enviaron a casa con el consejo de volver si me encontraba peor. Y así lo hice. Al día siguiente me desperté completamente amarillo: ojos, piel, orina, heces (perdón por los detalles), así que volví a Urgencias y me ingresaron en planta. Spoiler: estoy bien, he vuelto a mi color normal y me siento muy agradecido por la excelente atención que recibí mientras estuve ingresado. Resulta que lo que tuve, tras descartar todas las hepatitis y otras alternativas que daban miedito, fue una mononucleosis con pronóstico grave que me puso amarillo. Y “gracias” a que se pensaban que tenía una enfermedad chunga contagiosa, me ingresaron en una habitación INDIVIDUAL en la planta 12 con unas vistas al Támesis y al London Eye, ESPECTACULARES. Tan espectaculares, que mi yo febril al principio, se pensó que le iban a cobrar la estancia. Sea como fuere, la maltratada, pero aún excelente sanidad pública de este país me salvó la vida. Me pongo un poco dramática, pero te juro que pensé que no salía de ésta. Por cierto, chascarrillo, se dice se comenta, que la planta en la que me ingresaron fue la misma en la que estuvo Boris Johnson cuando tuvo COVID.
Me despido, pero solo hasta la próxima postal.
Fig. nº19:
Como pensaban que tenía una infección potencialmente contagiosa, me ingresaron en una habitación individual con vistas al Támesis y al London Eye. Me sentía como una mierda, pero también como una mezcla entre James Bond y Boris Johnson. Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº20:
Recorte de Google Street View de la casa adosada en Desford. Elaboración propia.
Kaixo!
No te lo vas a creer: estamos viviendo en el piso de nuestro casero. Pero literal, en el piso donde reside habitualmente. Por fortuna, él no está aquí y se ha mudado temporalmente con su pareja hasta que terminen de arreglar nuestra habitación. Efectivamente, has leído bien: arreglar. ¿Recuerdas que te dije que estábamos viviendo en una, muy guay, pero deteriorada, casa en Walworth? Pues bien, parece que estaba aún más deteriorada de lo que pensamos inicialmente. Es una casa antigua, de pasado bastante glorioso, que necesita mantenimiento y cuidado, algo que no ha estado recibiendo por parte de nuestro casero. A pesar de nuestros insistentes mensajes advirtiendo sobre elementos rotos o descuidados (entre ellos, una vieja filtración sin reparar en el tejado, que definitivamente ha facilitado el crecimiento de SETAS en las paredes del ático, ahí está el nivel, Maribel), ha seguido posponiendo el momento de traer a alguien para arreglarlo, hasta que como era de esperar, ha sido demasiado tarde. Finalmente, hace unos días, el depósito de agua caliente sobre nuestra habitación se desbordó, y tuvimos una cascada de agua hirviendo cayendo desde el techo a nuestra cama (por suerte, estábamos en Bilbao), dejando la habitación inhabitable. Obviamente, ya estamos en proceso de buscar un nuevo lugar, y esta vez solo para los dos. Hasta ahora, el proceso está siendo como los juegos del hambre. Súper competitivo, súper agotador y feroz.
Deséanos suerte.
Fig. nº21:
Como pensaban que tenía una infección potencialmente contagiosa, me ingresaron en una habitación individual con vistas al Támesis y al London Eye. Me sentía como una mierda, pero también como una mezcla entre James Bond y Boris Johnson. Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº22:
Recorte de Google Street View de la casa adosada en Kennington. Elaboración propia.
Fig. nº23:
Queridísimo amigo alienígena,
Esta va a ser mi última postal por el momento. Tras 6 años y 12 casas diferentes (también conocidas como planetas), sigo viviendo en esta ciudad que he convertido en mi hogar. Un hogar que se extiende más allá de sus propios límites oficiales a través de dispositivos inteligentes y conexiones aéreas. Un hogar que trasciende la dimensión física de edificios y calles y se materializa también en las relaciones íntimas con mis amigos, familia y pareja, independientemente de dónde estén en el universo. Pero también, un hogar muy específico, un piso de 2 habitaciones que estoy compartiendo con James en Highgate, en el que nos quedaremos al menos hasta 2023 si todo va según lo planeado. Un hogar finalmente, solo para los dos. He disfrutado mucho enviándote estas postales y compartiendo mis historias del día a día, que no son más que un grano de arena entre los millones de otras historias que ocurren diariamente en Londres. Muchas historias de otros londinenses (y alienígenas) han sido mi inspiración y me han dado el valor para compartir las mías propias. El trabajo de Ingrid Pollard en imagen, pertenencia e identidad, la historia de resistencia de Beverly Robinson, el texto empoderador y directo de Bell Hooks “Talking Back” … por mencionar algunos ejemplos. Por favor, no te olvides de mí y sigue enviándome postales desde donde quiera que estés.
Cuídate, amigo alienígena, y nos leemos pronto.
XXX
Por fin, hogar dulce hogar. Collage digital elaborado por el autor.
Fig. nº20:
Recorte de Google Street View de la casa adosada en Kennington. Elaboración propia.
Referencias:
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Lees, L., & Robinson, B. (2021). Beverley’s Story. City, 25(5-6), 590-613. doi:10.1080/13604813.2021.1987702
Kinsman, P. (1995). Landscape, Race and National Identity: The Photography of Ingrid Pollard. Area (London 1969), 27(4), 300–310.
Alegría, O. (2012). Emak Bakia Baita [Film]. Spain: Emak Bakia Films.
Varda, A. (2017). Faces Places [Film]. France: Ciné Tamaris, arte France Cinéma, Social Animals.
DeGraff, A., & Harmon, D. (2015). Plotted, A Literary Atlas (1st ed.). Zest Books.
Urrutia Asua, J. (2020). Breve diccionario enciclopédico ilustrado de mi cáncer (4th ed.).
Jacotey, M. (2015) Dear love who should have been forever mine.
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