Identidad y aspiraciones: la arquitectura de remesas de Vista Hermosa

Identidad y aspiraciones: la arquitectura de remesas de Vista Hermosa

Vachez Palomar, Inés. Fachada de una casa nueva en Vista Hermosa. 2022. Vista Hermosa.

 

En cada historia de migración está contenido un universo. Sin embargo, por más individual que parezca la decisión de abandonar el lugar de origen en busca de una mejor calidad de vida, una serie de eventos históricos y condicionantes sociales convierten estos fenómenos aparentemente aislados en un hecho social irrefutable.  La migración ha sido catalogada por muchos como la crisis humanitaria del siglo XXI, llenando primeras planas en periódicos, bancos de datos estadísticos y garitas de cruce de frontera.

Al iniciar mi investigación en 2022, las remesas enviadas a México por los trabajadores migrantes en Estados Unidos habían alcanzado un récord histórico. Hoy, mientras escribo estas palabras en el año 2024, el récord ha vuelto a romperse. El ingreso por remesas representa 4% del producto interno bruto del país, lo que equivale a una contribución mayor que la que aportan la producción agrícola y la industria del petróleo (Ling, 2022). Estas remesas están siendo enviadas por algunos de los casi doce millones de mexicanos –documentados e indocumentados– que viven en los Estados Unidos, y se calcula que la subsistencia de una de cada diez familias en México depende enteramente de las remesas que estos envían (Migration Policy Institute, 2020).

Por más que quisiera poder documentar todas las historias de migración que merecen ser contadas, o hablar de la migración como un fenómeno universal y generalizable, ambas labores resultan lamentablemente imposibles. Lo que puedo hacer con este artículo es compartir la historia de un pueblo mexicano llamado Vista Hermosa y de cómo las aspiraciones de sus habitantes quedaron materializadas en su arquitectura de remesas.

La arquitectura de remesas se refiere a cualquier edificación cuya construcción haya sido financiada con el dinero que un migrante envía de regreso a su país de origen. Sarah Lynn López, quien ha estudiado profundamente las consecuencias financieras y sociales de este fenómeno espacial, se refiere a la arquitectura de remesas como la materialización final de las aspiraciones y los deseos de movilidad social de un migrante.

La que voy a contar brevemente en las siguientes páginas es una historia de haciendas, caciques y peones. De un sistema social y económico feudal-colonial. De unos campesinos sin tierra, de una independencia incompleta, una revolución violenta y una reforma agraria inconclusa. De un ideal de vida que vino del norte y se propagó a toda velocidad como una línea de pólvora encendida entre los pueblos mexicanos. Y de migración, remesas, casas e identidad.

Vista Hermosa es un pueblo en el sur de Jalisco que se fundó en torno a la producción de caña de azúcar. Se localiza en un valle atravesado por una serie de riachuelos en las faldas de la Sierra del Tigre en Jalisco, donde las condiciones climáticas resultaron idóneas para la plantación de caña; el primer trapiche se construyó en el siglo XVII por órdenes de la Corona, y junto a él se erigió la imponente hacienda de Santa Cruz del Cortijo. El trapiche y la hacienda operaban bajo el sistema colonial-feudal de la época, en el cual los llamados peones acasillados trabajaban para el hacendado en la producción de azúcar. Los peones no poseían derecho de propiedad y vivían en pequeñas casas de adobe de un solo ambiente adosadas las unas a las otras. La vivienda y demás bienes básicos eran provistos por el hacendado a través de un sistema de fichas de raya que los peones cambiaban por estos bienes.

Acervo personal de don Heriberto Ibáñez. Mujeres caminando junto a las casas de adobe de los peones. Circa 1950. Vista Hermosa.

 

A finales del siglo XIX, un ingeniero inglés cercano al presidente Porfirio Díaz adquiere la hacienda y trae consigo la tan buscada industrialización Europea anhelada por los mexicanos de la época. En lugar del trapiche, el ingeniero Lancaster-Jones construyó un ingenio propulsado por una planta hidroeléctrica. El pueblo y la industria azucarera del valle vieron una época de bonanza económica y social que duró la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, la consolidación de la revolución, la pujante reforma agraria, la presión de los nuevos sindicatos y la competencia con los demás ingenios que fueron surgiendo en el valle empujó a los hacendados a cerrar definitivamente el ingenio.

Una sociedad desempleada y desesperanzada abrió paso a olas de violencia y hambre (Bautista, 2011). No obstante, un resquicio de esperanza se extendía a toda velocidad entre la empobrecida sociedad mexicana de la época, y la hacienda de Santa Cruz del Cortijo no fue la excepción: el sueño americano.

El sueño americano, la idea de que cualquiera es capaz de alcanzar bienestar social y económico trabajando duro,[1] se infiltró por las grietas de la sociedad poscolonial de un pueblo que aún se estaba recuperando de los estragos dejados por la Revolución, la guerra cristera y la caída de la industria azucarera. Al mismo tiempo, la demanda de mano de obra barata en diversas industrias de los Estados Unidos (Miraftab, 2012), así como la cercanía del pueblo con la línea de ferrocarril del Pacífico, desencadenó un flujo migratorio que no ha cesado hasta nuestros días.[2] Para la década de los setenta, el pueblo había perdido dos tercios de su población (Bautista, 2011) y, por primera vez en siglos, el futuro del pueblo y de sus habitantes dejaría de depender de hacendados y cañaverales.

Alcanzar el sueño americano tenía sin embargo un alto costo: arriesgar sus vidas al cruzar la frontera, criar familias como padres o madres solteras, trabajar en empleos precarios sin papeles ni prestaciones laborales y tener que permanecer quince, treinta o cuarenta años lejos para poder volver algún día a México. En otras palabras, para emanciparse social, política y financieramente de la hacienda, de la pobreza del campo, del peso de su propia historia, los habitantes de Vista Hermosa debieron entrar en una nueva relación de poder, en la que pasaron a depender de la migración a los Estados Unidos y, por ende, de las remesas.[3]

Con el flujo de remesas, el espacio construido del pueblo comenzó a cambiar. Las viejas casas de adobe fueron reemplazadas por casas nuevas, llenas de elementos que alguna vez fueron ajenos al campo mexicano: columnas dóricas, cúpulas, techos a dos aguas, balcones y balaustradas. La nueva arquitectura construida con remesas se convierte en un repositorio no solo de elementos foráneos, sino también de símbolos que para los migrantes representan poder, riqueza, clase, educación y libertad. En su libro El lugar de la cultura, Homi K. Bahbah (1984) describe la teoría del mimetismo como un fenómeno poscolonial, por medio del cual el sujeto colonizado intenta parecerse al colonizador al replicar su aspecto y su estilo de vida, logrando “una copia que es casi igual, pero no completamente”. Se crea una dependencia de la imagen del otro. El otro rico, el otro poderoso, el otro exitoso. Se alude al opresor, pero únicamente para demostrar el propio proceso de liberación. Más concretamente, la necesidad de imitar a la hacienda o a la casa californiana responde a la necesidad de demostrar que ya no se está por debajo de ellas, los habitantes de Vista Hermosa también pueden ser poderosos, ricos, refinados y exitosos. Los migrantes buscan mimetizarse con y liberarse de los referentes que copian a través de la construcción de su arquitectura de remesas.

Vachez Palomar, Inés. Montaje de una fotografía de un mausoleo en Vista Hermosa justo a una fotografía del capitolio en Washington. 2022. Vista Hermosa.

 

Csikszentmihalyi y Rochberg-Halton (1981) se refieren al hogar como “mucho más que un refugio; es un mundo en el que una persona puede crear un ambiente material que abarca lo que él o ella considera significativo”. La construcción de un hogar es, en cierta forma, la consolidación de la identidad de quien lo habita.

Las nuevas casas, llenas de nuevos elementos, reflejan las nuevas identidades de sus habitantes. Norbert Elias (1969) propone en su libro La sociedad cortesana la existencia de una relación directa entre el espacio construido y la sociedad, un intercambio bilateral en el que el espacio edificado se construye como un espejo que refleja la sociedad y, al mismo tiempo, la sociedad reafirma su identidad a través de reflejarse en el espacio que construye. La arquitectura de remesas de Vista Hermosa adquiere un valor simbólico que le permite a sus habitantes reconocerse a través de ella. Las casas que construyen las personas que migraron a los EE. UU. se llenan de objetos, detalles y espacios que definen una identidad que está en proceso de construcción.

Uso categóricamente la palabra “proceso” porque, en el caso de Vista Hermosa, la construcción de identidad se caracteriza por esta “incompletud” mencionada por Bahbah, a la que yo llamé el “mimetismo selectivo”.

Existen una serie de elementos y prácticas tradicionales y rurales que los migrantes y sus familias no están dispuestos a abandonar, lo que hace que tanto su nueva identidad como sus nuevas viviendas se conviertan en una amalgama de elementos nuevos y tradicionales.

El primero y más obvio indicio de que estas personas no desean deshacerse por completo de su identidad como habitantes del México rural es el deseo de volver y construir una casa en Vista Hermosa y no en otro lugar. Hay un cariño por el pueblo de origen y un sentido de pertenencia que los ata y los representa, a pesar de que hayan transcurrido décadas o una vida entera sin vivir ahí.

Los demás indicios son una serie de elementos, símbolos y prácticas tradicionales que perduran a través de los años sin importar las radicales transformaciones en la sociedad y su espacio construido, como lo son las cocinas abiertas y sus herramientas tradicionales (metates, molcajetes, comales y pilas), la concepción del espacio interior como un todo (el uso de cortinas en vez de puertas, o la ausencia de divisiones entre espacios), o la relación entre el espacio doméstico y la calle (colocar bancos en las fachadas, o pequeños jardines en botes de pintura sobre las aceras).

Vachez Palomar, Inés. Cortinas que separan las habitaciones en el interior de una casa de remesas. 2022. Vista Hermosa.

 

Pareciera que tanto las transformaciones como el deseo de trascender su pasado colonial y rural se ven parcialmente obstaculizados por una profunda voluntad de rescatar ciertos elementos y prácticas tradicionales, integrándolos en sus nuevas viviendas y en su nueva concepción de sí mismos. Es así como las casas que construyen y la identidad que encarnan se convierten en mucho más que copias sistemáticas. Las nuevas viviendas no son casas rurales tradicionales, pero tampoco son haciendas, casas californianas o villas italianas, sino que son un poco de todas esas cosas al mismo tiempo. Lo foráneo y lo local se diluyen el uno en el otro y, con el tiempo, la línea que los separaba se difumina. Tanto el nuevo paisaje rural como su sociedad se transformaron hasta alcanzar una nueva identidad híbrida, una identidad que surge del mimetismo y de la tradición.

Es importante recordar que, durante siglos, los habitantes del valle no tuvieron derechos de propiedad y que su subsistencia dependía enteramente de la hacienda. Para ellos, las transformaciones en la sociedad, la gobernanza y el espacio construido del pueblo son símbolos de un cambio de orden social y una manifestación de la libertad que representa el hecho de que el éxito individual y colectivo ya no está condicionado por un cacique, una hacienda o un gobierno incompetente. Si entendemos el entorno construido como un espejo cargado de símbolos que refleja las estructuras sociales (Elias, 1969), la arquitectura puede servir tanto para reflejar el poder ejercido, como para demostrar la emancipación del mismo.

En el caso de Vista Hermosa, la superación de siglos de opresión parece culminar con la construcción de una arquitectura capaz de reflejar el proceso de liberación social (López, 2011). Llegará un momento en que los símbolos y modos de vida copiados estarán tan entrelazados con los locales que estos se convertirán en la nueva identidad rural mexicana, y el origen real de estos símbolos y modos de vida acabarán pasando al olvido. La nueva identidad híbrida estará tan arraigada en la sociedad local que ya no será una identidad copiada, sino una nueva identidad local. Tanto el opresor al que se imitaba –hacendado, gringo, europeo– como el poder que este ejercía finalmente acabará por desaparecer.

Vachez Palomar, Inés. Casa construida con remesas sobre la calle principal de Vista Hermosa. 2022. Vista Hermosa.

 

Notas

[1] Definición extraída del Cambridge Dictionary of English Language.

[2] Tomado del gráfico del Migration Policy Institute (2020), donde la inmigración mexicana hacia EE. UU. ve un aumento exponencial entre los años setenta y ochenta, para luego disminuir ligeramente en las dos últimas décadas del siglo pasado.

[3] Según un artículo de Geopolitical Futures (2020), sin remesas aproximadamente 10% de la población mexicana no podría cubrir sus necesidades básicas. Tan sólo al estado de Jalisco fueron enviados más de mil millones de dólares en remesas por los inmigrantes que viven en los Estados Unidos en 2019. Además, las personas entrevistadas para esta investigación mencionaron cómo la mayor parte de la infraestructura pública de Vista Hermosa ha sido subsidiada por los norteños.

 

Bibliografía:

Bautista, S. (2011). Historia de Santa Cruz [Manuscrito no publicado del archivo personal de Heriberto Ibañez].

Bhabha, H. (1984). Of Mimicry and Man: The Ambivalence of Colonial Discourse. Octubre, 28, pp. 125-133. https://doi.org/10.2307/778467 (consultado el 15 de abril de 2023).

Csikszentmihalyi, M. y E. Rochberg-Halton (1981). The Meaning of Things. Domestic Symbols and the Self. Nueva York: Cambridge University Press.

Elias, N. (1969). The Court Society. Dublín: University College Dublin.

Geopolitical Futures (2020). Remittances to Mexico Rise as the US Economy Struggles. [Infográfico] https://geopoliticalfutures.com/remittances-to-mexico-rise-as-the-us-economy-struggles/ (consultado el 15 de abril de 2023).

López, S. L. (2010). “The Remittance House: Architecture of Migration in Rural Mexico”. Buildings & Landscapes: Journal of the Vernacular Architecture Forum, 17(2), 33–52. http://www.jstor.org/stable/20839348 (consultado el 15 de abril de 2023).

López, S. L. (2011). The Remittance Landscape: Space, Architecture, and Society in Emigrant Mexico. Chicago: The University of Chicago Press.

Ling, J, (2022). México | Remittances grew 27.1% in 2021, reaching a new historical maximum. BBVA. 11 de febrero de 2022. https://www.bbvaresearch.com/en/publicaciones/mexico-remittances-grew-271-in-2021-reaching-a-new-historical-maximum (consultado el 15 de abril de 2023).

Migration Data Portal (2020) Total Number of International Migrants at Mid-year 2020. [Infográfico]. https://www.migrationdataportal.org/international-data?i=stock_abs_&t=2020 (consultado el 15 de abril de 2023).

Miraftab, F. (2012). “Small-town Transnationalism: Socio-spatial Dynamics of Immigration to the Heartland”. Transnationalism and Urbanism. Nueva York: Routledge (pp. 156-171).

IRUZKINIK GABE

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Inés Vachez

Inés Vachez (Guadalajara, 1994) es investigadora urbana, escritora y fotógrafa. Es master en Tipologías urbanas por la Universidad Técnica de Berlín y licenciada en Arquitectura por el ITESO. Actualmente cursa un posgrado en Antropología Social y Política en FLACSO Argentina. Sus proyectos de investigación, conferencias, exhibiciones e intervenciones urbanas oscilan entre temas de género y espacio público, migración forzada, gentrificación y memoria colectiva. En 2021 funda el estudio de investigación urbana y antropología visual Analog Typologies, cuyas publicaciones pueden encontrarse en varias ciudades de México, Estados Unidos, India, Argentina y Europa. En 2022 es acreedora del programa PECDA por la Secretaría de Cultura de Jalisco, para la publicación de su primer libro: Arquitectura de Remesas: La transformación de un pueblo mexicano.