Autodiálogo sobre CIRCO. Hacia un espacio de relación con la diferencia.
Cuartel de Porto Fluviale en Roma.
Este texto presenta una auto-entrevista del arquitecto y urbanista italiano Francesco Careri sobre el proyecto CIRCO (Casa Irrenunciable para la Recreación Cívica y la Hospitalidad). A través de un diálogo consigo mismo, Careri explora la evolución de este concepto , que busca redefinir las relaciones entre diferentes grupos sociales en la ciudad contemporánea. En este ejercicio de reflexión, el autor desentraña las complejidades de la hospitalidad, la migración y la convivencia urbana, proponiendo el CIRCO como un modelo alternativo para nuestras ciudades. Careri entrelaza conceptos filosóficos, experiencias prácticas y un profundo compromiso con la justicia social, invitándonos a repensar radicalmente nuestra visión sobre la vida urbana y la relación con “el otro”.
La auto-entrevista permite a Careri exponer de manera dialógica sus ideas sobre la hospitalidad, la migración y el uso del espacio urbano, contrastando la rigidez de los sistemas institucionales de acogida con formas más orgánicas y recíprocas de convivencia entre diferentes grupos sociales.
Pregunta: Nos gustaría reconstruir la genealogía del proyecto CIRCO, acrónimo en italiano de Casa Irrenunciable para la Recreación Cívica y la Hospitalidad, como última etapa de un largo recorrido de búsqueda de un espacio de relación con la alteridad, entre el caminar y el estar, entre el nomadismo y el sedentarismo. Si tuvieras que buscar el origen, ¿por dónde comenzarías?
Respuesta: La primera imagen que me viene a la mente es la escultura que estaba en el estudio de Constant en Ámsterdam cuando me reuní con él en marzo de 2000: Ruimtercircus, es decir, Circo Espacial, realizada en los días en los que se fundaba la Internacional Situacionista. De aquella escultura nacerá Ontwerp voor Zigeunerkamp, el Proyecto para el Campamento Gitano de Alba. Fue el inicio de New Babylon, la primera utopía nómada de la historia de la arquitectura[1]. Esa Babel horizontal que cruza un mundo libre de la esclavitud del trabajo nace como homenaje al circo, al símbolo del movimiento perenne que encuentra hospitalidad en las explanadas polvorientas donde termina la ciudad. Es el espacio del Sahel, esa franja híbrida entre los pueblos nómadas del desierto y los primeros asentamientos. El espacio en el que se produce el intercambio y el reconocimiento mutuo. Allí donde los pueblos nómadas muestran su arquitectura, plantan sus tiendas, la otra forma de habitar el mundo. El circo es una tienda nómada que se hace monumento, es la falda gitana de colores que se hace espacio y se muestra orgullosa de su alteridad, como la mirada desafiante de una zíngara.
P: La imagen es eficaz, pero me parece una visión romántica y nostálgica de un mundo ya desaparecido. ¿Qué hay de actual en el circo? ¿Por qué pensáis que nuestras ciudades lo necesitan? ¿Por qué es precisamente Irrenunciable?
R: El circo es el nomadismo socialmente aceptable y, en el clima xenófobo de hoy, evocar de nuevo su imagen sirve a las diferentes narrativas de tantos «otros y otras» que están presentes desde siempre en nuestras culturas. El circo es deseable, es lo diferente entre nosotros/as que nos resulta familiar y nos permite tener menos miedo; nos tiene en tensión, conteniendo la respiración, pero es un riesgo que podemos correr. Desafía nuestras certezas, lo sentimos como una necesidad arcaica. Es irrenunciable, indomable, irreductible, es propio de la contradicción de la que sentimos necesidad: un lugar capaz de perpetuar su alteridad manteniendo la tensión alta sin desembocar en conflicto. Si se homologara a la ciudad, perdería su energía regeneradora, su carga de provocación, de estímulo, de innovación. Se debe garantizar su naturaleza de espacio de devenir, de experimentación continua que, en lugar de someterse a las reglas, es capaz de proponer nuevas reglas para todo el mundo. El circo es una heterotopía, una utopía concreta en la que realidad y representación se confunden, entre el surrealismo y el neorrealismo. Una realidad cruda que se ofrece bajo la forma de atracción cultural y de encantamiento. Un mundo inclusivo en el que el gitano, el enano, la mujer bala y el loco también encuentran su espacio, poniendo en común sus increíbles capacidades.
P: Sigo sin entender, o puede que esté empezando a entender, que la naturaleza de vuestra propuesta está en la letra O del acrónimo en italiano, la Hospitalidad, y me vienen a la mente puertas que se abren, invitaciones a fiestas, banquetes, relatos.
R: Exactamente. Y diría que otra imagen que nos aproxima es el Pranzo Boario, el banquete intercultural organizado por Stalker en 1999 junto a la comunidad curda, la romaní Calderasha y tantas otras personas migrantes que se habían instalado en el antiguo matadero de Testaccio.[2] Invitamos a todos/as a cocinar sus propios platos y formamos un círculo con las mesas. Aquella primera acción convival significaba un pacto de respeto recíproco entre personas diferentes, todas extrañas entre sí, todas ilegales en ese lugar. La ocupación de Ararat junto a personas curdas, romanís, activistas y artistas fue la primera creación de un espacio de relación con la alteridad, un primer circo. Y Ararat sigue ahí, en veinte años ha ofrecido hospitalidad a más de 25.000 personas. Actualmente es el único centro para personas refugiadas totalmente autogestionado y fuera del circuito de acogida institucional, y no está en las periferias más alejadas de la ciudad, sino dentro de las murallas de Roma.
P: Por cómo lo explicas, me parece que marcáis una cierta diferencia entre la acogida y la hospitalidad y percibo una indisimulada crítica al sistema de acogida institucional.
R: Esto lo empezamos a cocinar con Stalker y NoWorking al comenzar el proyecto Xeneide.[3] El título está tomado de la palabra griega ξενία, el presente que la persona invitada lleva a la anfitriona siguiendo las reglas de reciprocidad que son el fundamento de la hospitalidad. Mientras que «acogida» es una palabra unidireccional, que hace referencia a las necesidades (mantas, una comida caliente, asistencia legal y sanitaria), a ocuparse de los cuerpos y no de las personas, la «hospitalidad» se basa en un intercambio recíproco y ve a la persona huésped como portadora de cultura y recursos. En todas las culturas arcaicas, la hospitalidad es un acto sagrado. Se debe abrir a quien llama a tu puerta porque puede tratarse de un dios disfrazado de viandante. Y quien no alberga a la persona extranjera sufrirá el castigo divino. Después de haber descansado, una vez saciada, la persona huésped, si lo desea, hablará de sí misma, de dónde proviene, de las tierras que ha atravesado, de la gente que ha conocido, ofreciéndonos el presente de conocer el mundo. Y cuando esta persona parte, su anfitrión o anfitriona le ofrece un presente que llevará consigo al proseguir su viaje, la xenìa de una amistad que perdurará por siempre, también en las generaciones futuras.
P: El modelo de hospitalidad informal de Ararat, en el que interactúan personas activistas, migrantes y artistas, me trae a la mente la ocupación actual de viviendas que las experiencias de Metropoliz, Porto Fluviale y Spin Time Lab realizan en Roma.
R: Sí, ciertamente son los espacios más parecidos a lo que llamamos CIRCO. En 2010, comenzamos un trabajo de campo con la ocupación de Metropoliz, una fábrica en desuso que pasaron a ocupar los Blocchi Precari Metropolitani [Bloques Metropolitanos Precarios] junto a migrantes provenientes del Magreb, América Latina y Europa del Este, así como activistas de Roma. En 2009, narramos este habitar mestizo en la película Space Metropoliz, en la que construimos un cohete para ir a la luna, con Maria Rocco y Leroy y quienes vivían allí.[4] A partir de 2012, comenzamos a trabajar también en Porto Fluviale, un cuartel ocupado por la coordinadora ciudadana de lucha por la vivienda, Coordinamento Cittadino Lotta per la Casa, transformando el patio con un imaginario homérico de barcos voladores y oscilantes.[5] Y después de un largo recorrido de acercamiento y puesta en común de objetivos, hemos conseguido obtener una financiación sustanciosa para realizar allí un proyecto de recuperación arquitectónica y social que hemos desarrollado para el Ayuntamiento de Roma con el prof. Fabrizio Finucci. La finalidad de esta financiación de 13 millones de euros es transformarlo en viviendas de titularidad pública destinadas a los y las ocupantes actuales y formalizar los espacios socioculturales autogestionados de la planta baja como lugares de relación y servicio para el barrio[6]. La obra de transformación está todavía en marcha, ya se han asignado las viviendas a las familias, que han salido temporalmente, pero que volverán dentro de un año con un título legal y oficial. Y lo más importante es que este proyecto da la razón a la propuesta urbanística de los movimientos de lucha por la vivienda, consistente en transformar los muchos edificios abandonados en comunidades interculturales. De hecho, si la ocupación de viviendas no se viera obligada constantemente a defenderse de los y las propietarias de los inmuebles y se la dejara libre para desarrollarse dentro de la legalidad, no habría necesidad del proyecto CIRCO.
P: Abandono del patrimonio público, ocupación… de hecho, me estaba preguntando: ¿pero vosotros/as dónde imagináis los circos? ¿Hay espacios vacíos en la ciudad? ¿No sería mejor evitar consumir suelo y regenerar la ciudad existente?
R: Totalmente de acuerdo. Roma está llena de ruinas por todas partes, en el centro y en la periferia, y siempre ha sido así. Roma es esa imagen estereotipada y pintoresca de ruinas antiguas y gentes diversas que encuentran refugio en ellas. Y esa imagen sigue existiendo: vidas desechadas que habitan en lugares desechados, indeseables que todavía reconstruyen su existencia entre las ruinas, personas romanas antiguas y nuevas que son extranjeras desde siempre. Cuando pusimos en marcha el Laboratorio CIRCO, la primera urgencia fue trazar un mapa de los lugares desechados[7]. Algunos se encuentran en el centro histórico, otros en las zonas marginales, otros en campo abierto, algunos atrapados en obras perennes, otros terminados, pero luego abandonados, algunos simplemente infrautilizados, otros decididamente en ruinas. La propuesta no es demolerlos y reconstruirlos, sino activar obras experimentales para recuperarlos como lugares híbridos, porosos, inclusivos, inéditos. Reunir los espacios abandonados con quienes necesitan espacios, transformar ambos problemas en recursos recíprocos.
P: De acuerdo, se me han aclarado las ideas. Lo que al principio parecía una utopía situacionista está refrendado de diferentes maneras por la experiencia ciudadana y los recursos existentes. Pero todavía me faltan datos; para vosotros/as ¿quiénes son los y las habitantes de CIRCO? ¿Os dirigís a quienes están viviendo hoy en las ruinas, a las personas migrantes y las sintecho? ¿No existe el riesgo de crear guetos que concentren la pobreza?
R: En la ocupación de viviendas están presentes muchas expresiones de la pobreza urbana, la migración y la habitación temporal. Y lo notable es que han desarrollado entre ellas interesantes formas de cohabitación y reciprocidad. Exactamente lo contrario de lo que hace el sistema de acogida, que clasifica a las personas por su proveniencia, derechos y género y los sitúa en diferentes contenedores homogéneos y herméticos. En Roma, la escasez de vivienda no afecta solo a miles de personas que llevan años en las listas de espera de las «viviendas sociales», sino también a quienes tienen proyectos de vida diferentes que no están contemplados en ninguna política de vivienda: personas refugiadas y solicitantes de asilo alejadas del sistema de acogida institucional, hoy en vías de desmantelamiento, aquellas que han agotado los plazos marcados y no han conseguido regularizarse, o las personas llamadas dublinesas, a quienes Europa rechaza a causa del Convenio de Dublín, que obliga a solicitar asilo en el país en el que se ha desembarcado; luego está el universo de los y las migrantes económicas, las personas que están en tránsito buscando llegar al norte de Europa y prefieren no registrarse en Italia y las que tienen relaciones y trabajo en Italia, pero están obligadas a la clandestinidad porque no se reconoce el asilo a sus países… Pero junto a ellas, podría vivir una serie de personas que tienen la misma necesidad de espacio y de hospitalidad y que son un ingrediente óptimo para la mixité social y cultural: el estudiantado que está fuera de casa, obligado a alquilar habitaciones a los altísimos precios del mercado y a vivir una vida de miseria, las personas llamadas expat y sus necesidades de vivienda, el personal temporero, que necesita techo solo durante algunos meses al año o algunos días a la semana, las mil expresiones de la precariedad laboral, con algo de trabajo, pero obligadas a vivir en las residencias del hinterland, así como tantos y tantas artistas, activistas, personas del voluntariado social e incluso turistas interesados/as en vivir unas vacaciones diferentes, alojándose en una casa singular en la que podrían ofrecer sus propias competencias. Todas estas personas necesitan de las demás para poder tener un espacio para ellas mismas. El CIRCO es lo opuesto al gueto y la acogida institucional, en los que se pertenece a una categoría determinada y la vida se convierte en un número en espera, un cuerpo entre cuerpos que nutrir, imposibilitado para dar. En el circo, la hospitalidad tiene lugar entre personas capaces de intercambiar presentes, como en el mundo antiguo, sin pedir documentación. Porque nadie es ilegal.
Notas
[1] Careri F. 2001, Constant / New Babylon. Una città Nomade [Constant / New Babylon. Una ciudad nómada], Testo & Immagine, Turín, pág. 55.
[2] Sobre Ararat existe un libro inédito del Stalker Osservatorio Nomade, Circles. Campo Boario 1999-2009 [Círculos. Campo Boario 1999-2009], que se puede descargar en: (https://www.dropbox.com/s/uoe777ovcg9fmdg/librostalker%20campo%20boario.pdf?dl=0).
[3] Xeneide – il dono dell’Altro. Miti, Pratiche, poetiche dell’ospitalità [Xeneide, el don de la alteridad. Mitos, prácticas y poéticas de la hospitalidad] es un proyecto de 2017 a cargo de Stalker y NoWorking.
[4] Careri F., «Autodialogo su Metropoliz» [Autodiálogo sobre Metropoliz], en Boni F. y De Finis G. (eds) Space Metropoliz. L’era delle migrazioni esoplanetarie [Espacio Metropoliz. La era de las migraciones exoplanetarias], Bordeaux Edizioni, Roma, 2015.
[5] Careri F. 2015, «Tano, Blu e il Porto Fluviale» [Tano, Blue y Porto Fluviale] en De Finis G., Benincasa F., Facchi A. (eds), EXPLOIT. Come rovesciare il mondo dell’arte. D-Istruzioni per l’uso [EXPLOIT. Cómo arruinar el mundo del arte. Instrucciones de uso], Bordeaux Edizioni, Roma, pág. 611-623.
[6] Bando PINQuA (Programma Innovativo per la Qualità dell’Abitare) [Programa Innovador por la Calidad de la Vivienda] del Ministerio de Infraestructura y financiado en 2021 con fondos del PNRR [Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia].
[7] Véase: https://laboratoriocirco.wordpress.com/2018/04/07/mappe/
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